Los orígenes y la identidad de Grupo Marver
El chico era el encargado de llevar la herramienta, ya que no sabía hacer nada más. Una vez allí, Ramón comenzó a dar una serie de cortes y soldaduras que despertaron un gran interés en el chico. Fue para él esa mezcla de olores y destellos de fuego los que causaron su atracción, mientras de fondo sonaba en la radio una canción del cantante colombiano Juanes de la que nunca se olvidaría. Por alguna extraña razón, ese chico se dio cuenta de que había encontrado su pasión. Aunque regresó de nuevo a su puesto en el departamento de aluminio, después de ese día nada volvió a ser igual. El chico tomó la decisión de cumplir su sueño por lo que todos los días fuera de su hora de trabajo, cuando todo el mundo se iba a su casa, él iba al departamento del hierro, cogía la primera máquina que encontraba, y se ponía a usarla sin ningún tipo de conocimiento. Tras varias semanas haciendo esto, se le acercó un señor y le tocó por la espalda, el chico se giró y vio a uno de los trabajadores del departamento del metal y comenzaron a hablar:
El chico con los ojos llenos de ganas y de energía le contestó: -Porque a mi me encanta este trabajo. Al día siguiente Antonio, que así se llamaba aquel señor, fue al departamento del aluminio donde estaba el chico . -Vente conmigo-, le dijo. -¿Dónde?- le preguntó. -Al departamento del hierro- contestó. -Pero… yo no sé trabajar- le dijo él. Antonio “el Melilla” como le llamaban, le dijo: -Yo te voy a enseñar